Terapia sexual de pareja

Las disfunciones sexuales de pareja son problemas relacionados con el deseo, la excitación, el orgasmo o el dolor durante las relaciones sexuales en uno de los miembros de la pareja o en ambos, que inciden negativamente en la relación. Los conflictos de pareja están relacionados con su dinámica, es decir, con las consecuencias que derivan de éstos como insatisfacción, problemas de comunicación, hostilidad, culpa, entre otras. La terapia sexual es eficaz para su tratamiento.

DISRITMIA

La disritmia se presenta cuando uno de los miembros de la pareja desea tener relaciones sexuales muy frecuentemente o por el contrario muy pocas veces, ésto provoca la insatisfacción en uno o ambos miembros de la pareja. Puede originarse por falta de educación sexual, falta de comunicación, baja autoestima, sentimientos de culpa o vergüenza, entre otros.

INFIDELIDAD

La infidelidad en la pareja con un vínculo afectivo significativo produce un desequilibrio que se manifiesta con problemas de comunicación, inestabilidad emocional, inseguridad, rencor, culpa, síntomas de depresión y ansiedad, etc. Tanto las causas como las consecuencias son muy diversas tales como, relaciones de pareja abusivas o violentas, pérdida de interés o afecto, insatisfacción sexual, entre muchas otras.

CELOTIPIA

Los celos son considerados como algo normal cuando pueden ser modulados por quienes los experimentan. Sin embargo, cuando se pierde la capacidad de controlarlos pueden generar conductas posesivas, fantasías que deterioran las relaciones interpersonales, pensamientos que invaden la mente, conductas compulsivas alrededor de la pareja, agresiones físicas o psicológicas, entre otras. Cuando lo anterior sucede, todos estos síntomas son considerados como un trastorno de celotipia.

ACTIVIDAD SEXUAL EN EL EMBARAZO

Debido a los cambios físicos y psicológicos propios del embarazo, la actividad sexual en la pareja suele verse impactada de forma significativa. Algunas creencias populares suponen la abstinencia de la actividad sexual. Lo anterior, debe practicarse en caso de riesgo médico ginecológico, de lo contrario, pueden realizarse actividades sexuales con o sin penetración adecuadas a las circunstancias y características del embarazo y la pareja.